No pienses que las voces que oyes
sacudir en las calles sembradas
de amapolas
están narrando alguna muerte
de vez en cuando.
Sólo intentan recuperar a sus hijos
lanzan sus nombres
como boomerang
que no regresa.
Yo tenía un pequeño jardín
sembradito de fotos felices
donde florecía un entusiasmo
de postal rígida
y esquinas amarillas
pegado con chicle
en un papel viejo
que no recuerdo.
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