Por fin
he tirado la maleta
por la ventana.
A medio camino
volaban páginas y píldoras
ampollas inyectables
y oraciones de súplica.
El vientre cristalizado
caía, libre,
casi parecía volar.
Un elegante salto
sobre la fortuna al otro lado
de los ladrillos
y liviana, ahora
puedo dedicarme
a comer tierra.
Tirar maletas y comer tierra... ¡me apunto!... pero siempre, cinco pasos por detrás. Beso
ResponderEliminarSí, siempre siento tu compañía.
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