Desde que has
decidido habitarme
trepan por las
paredes horizontes,
y golpean las olas en
las puertas.
Bajo el suelo late un
volcán
que ilumina las esquinas
y mata las hormigas
antes de que
se lleven las manos.
Crecen girasoles
entre las baldosas
y me hacen el amor los
minutos
que te espero,
y te espero, junto al
sol
que resbala por las
cortinas,
a vientre abierto.
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